martes, 1 de octubre de 2013

Hay que combatir la inflación?


Qué es la inflación?. 
La inflación es un fenómeno económico, explicado de distintas maneras
 según quién lo explique. 
Algunos se la cargan a restricciones de la oferta de bienes y servicios; 
otros, creen que la excesiva demanda la impulsa. Más allá, están los que ven
causas “estructurales” en su génesis. Que el déficit fiscal, que la deuda,
que la emisión monetaria, que el desbalance comercial externo…
en fin, cada profesor con su librito marcha hacia el debate.

Donde no lo hay es en sus consecuencias masivas: inestabilidad (o inexistencia) de precios, 
desvalorización de activos, trastornos en la cadena de pagos,
 redistribución relativa de la riqueza, desaliento a la inversión, licuación de pasivos,
 disminución del salario real, menor capacidad general de compra,
 ralentización de la dinámica económica, bajas en las expectativas,
 aumento de las incertidumbres, previsiones por contagio….

Un rosario de inconvenientes, tomando cualquiera de las definiciones de esta palabra. 
Al menos, para el común de la gente.
Es una variable económica que afecta lo financiero, entorpece lo político,
 malhumora lo social, enrosca lo comercial y hasta daña la salud. Tal vez por eso,
 pocos la quieren. Muchos aconsejan combatirla, controlarla, acotarla. 
Yo no.


Quién dijo que estoy loco…?. Puede ser… otro día 
intentaremos ponernos de acuerdo 
sobre qué es la locura… Hoy estamos con la inflación.

Tú, ser humano, vives aprendiendo. O, al revés,
 aprendes viviendo. Cuánto de tu conducta habitual 
es genético, cuánto se lo debes
 a tus maestros o padres 
y cuánto se lo agradeces a la calle cotidiana?. 
Cuánto de lo que haces estuvo en algún diálogo
 con un libro y cuánto es experiencia?. 
Cuántas crisis has pasado y cuántas has podido pasar?. 
Cuánto te has reconocido en esas crisis?.












La inflación te afecta. A mi también. A algunos los paraliza
 en un estado quejoso e impotente. A otros los moviliza a hacer discursos. 
A los azules los pone violetas y a los anaranjados los enrojiza. 
Ni hablar de los blancos.

Qué es la inflación?. Un ingrediente más en tu coctelera. Un estímulo
 para que te pongas a prueba. Un dato más en tu experiencia. Hay. Está.
 Y qué haces?. Analizas y discutes?. 
Es culpa de los azules, los anaranjados, los blancos o los verdes?.
 Te subes al tren general?. Adónde te lleva?. Adónde te dejas llevar?.
 Qué tiene que hacer el Gobierno para acabar con ella?. 
Qué esperas que haga el Gobierno con ella?. Qué es el Gobierno?. Quién te gobierna?.

Escuchaba ayer en la radio
 a un político de circunstancia hablando
 de lo que “habría que hacer” 
para bajar la inflación. 
En un momento, se iluminó mi cerebro
 y entendí por qué él hablaba y yo escuchaba. 
Y busqué otra emisora. 
Sentí que no me hablaba a mí 
y decidí no escucharlo más, entonces. 
Tal vez te estaba hablando a ti.

Cuánto estás aprendiendo en esta época de inflación?. Qué estás haciendo, además de escucharlos a ellos explicarte todo lo que explican?.








Cuánto dedicas cada día a recordarte con gestos, con hechos, 
que tu decisión puede ser superior a los estímulos que recibes?. Cuánto te importa?. 
Qué te importa?. Cómo te importa?. Te falta tiempo?. 
Me dices que te falta tiempo para lo que te importa hacer?.
Mmmmm… no lo creo. Es más, lo discuto. 
Yo creo que te falta importar-te un poco más…

No necesitas recetas para combatir la inflación.
No necesitas que el Gobierno haga nada antes que tú. 
Tal vez, puede hacer algo al mismo tiempo o después.
 Tampoco sirve que te la expliquen  o que gasten horas de televisión
 (y de tu consumo eléctrico) para confirmar que hay o desmentirla. 
Sí, afirmo, te necesitan, domesticado, amañado, cómodo, sumiso y numeral, ellos.
 Los que juegan a la inflación contigo.


Mueres por no comer tomate, 
esperando que los obligues a bajar su precio?.
 Qué tremenda maldición caerá sobre ti 
si no compras esa marca de fideos,
 hasta que se den cuenta
 que eres tú quien pone los valores a las cosas?. 
La papa está cara para tu bolsillo... 
y bien, le avisas a Dios que la saque del mapa?. 
Tus hijos te piden tales marcas de yogur?. 
Tales juguetes?. Tales jeans?. 
Lo que hagas con ellos y sus deseos
no lo haces por ellos, 
sino por ti, lo ves así de claro…?. 
Que estás sintiendo en este momento….????.











Yo te quiero en otro juego. Pero no quiero jugar contigo, 
sino que juguemos cada uno con lo suyo. 
Te invito al juego del dueño de sus actos
Ya lo sabes jugar, es muy sencillo. Sólo dos reglas: 
no quejarse de lo que pasa y 
hacer de tu vida una creación original cada día. 

Como en todo juego, no compites contra otro sino a tu favor, con lo mejor de ti. 
Con tus límites y tu potencia. La estrategia?: yo no la tengo, es tuya. 
No eres tan inteligente para jugar ese juego y ganar…???.  
Qué te falta?. Qué esperas?. A quién esperas?.



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