domingo, 7 de septiembre de 2014

EL SIMPROMISO


El amor es una burda exageración de la diferencia entre una persona y las demás,
 según lo pensaba George Bernard Shaw. Amor es una palabra mágica,
 porque a todo lo que es inexplicable rápidamente lo explicamos con que es mágico.
 En tan solo 4 letras resume la grandiosa potencia y exquisitez del ser humano.
 No necesita de aclaraciones ni congresos para analizarlo.
 En menos de un segundo dice lo que significa. En cambio,
 toneladas de segundos y millones de letras se han utilizado para intentar explicar su ausencia.

Puedes tomar esto como un manifiesto romántico. Pero traigo otras intenciones.
 Pretendo que conversemos un rato sobre lo que pasa cuando el AMOR no está.
 Cuando no está en tus momentos, en tus decisiones, en tus actos, en tus resultados.
 A eso yo lo llamo SIMPROMISO.

No me refiero a que tu novia, esposo, hijos, mascota o amante no estén a tu lado,
 estés triste por eso y las cosas no salgan como esperas.
 Me refiero al AMOR, así con mayúsculas, para distinguirlo del otro,
 que se ocupa de las relaciones hacia afuera, aunque se escriba con las mismas letras.

El AMOR es lo que conecta todo lo que te hace crecer. Es lo que te hace bien,
 lo que te hace fluir ágilmente y conduce a tus logros,
 en familia, profesión, deporte, viajes, trabajo, estudios.


Cuando algo te trae en el aire estás entusiasmado, motivado, sientes que todo encaja
 (más allá de tus planes lógicos),
 cuentas con una energía infinita y hasta te parece
 que tu cuerpo no tiene límites. Sientes que emergen facilidades, casualidades, habilidades,
 se abren caminos y puertas,
 como si la ruleta te hubiera elegido esta vez.
 No es ninguna ruleta…
 es todo un sistema de energías alineadas en una dirección, armonizadas, representadas por las expresiones de los distintos cuerpos que las contienen.
 Las conoces (y las ves en un sistema)
 cuando vas a buscarlas porque tu intuición
 te dice que vayas.
 A esa armonía de energías que conduces en tu provecho,
 en tu beneficio, hay quienes le llaman COMPROMISO.






Hay COMPROMISO cuando estás haciendo lo que quieres, lo que te gusta, lo que eliges.
 Sale lo mejor de ti. Puedes lo más. Tus virtudes, tus destrezas, tus mejores humores
 están a flor de piel y se salen de tu cuerpo para convertirse en logros.
 Explotan tu orgullo y tu sensación de gratitud a los dioses.
 Como lo bautizó Ken Robinson, estás viviendo en tu elemento.

 Estás en este mundo, en este tiempo y en este cuerpo para eso. No hay otra cosa que pueda ponerte
 en un lugar más exitoso que eso, lo que te compromete. Allí, te sientes perteneciendo, contenido,
 dichoso, ecológicamente consciente en el sentido más amplio, porque eres una unidad
 con tu entorno físico, social y ambiental. No te falta ni sobra nada.
Plenitud de recursos y utilidad de ellos. Y tú, el gestor-jefe de tamaña grandeza.

Unos días atrás, una amiga me consultó porque necesitaba medir, cuantificar,
 grados de alcance de objetivos en su empresa y no sabía cómo hacerlo. Le pregunté cuáles eran
 esos objetivos y me los describió confusa, vagamente. Repregunté por detalles
 y en un momento me dijo que eso la aburría. Qué cosa la aburría?. Hacer los números
 (que mostrarían el devenir de su negocio). Me sonó rara esa respuesta.
 Volví a preguntar qué la aburría intuyendo otra cosa. Me explicó, después de resoplar,
 que estaba trabajando en un rubro que le gusta pero que se sentía poco acompañada
 por su socia después de 15 años y que ella se exigía prosperar el negocio
 para encontrar motivos de continuar en esa sociedad. Positivismo, me dijo...

Insistí con que precisara sus objetivos, tratando de imaginarlos en el contexto
 de la empresa y la sociedad. Y allí se terminó la conversación. Apareció su SIMPROMISO.
 Su vaguedad de expectativas y rumbos es el resultado de no estar ya comprometida con la sociedad.
 Querer forzar compromisos a contramano de la propia intuición es tiempo y vida perdidos.
 Los mensajes llegan de distintas formas, hasta que las pocas ganas se apropian de la escena.
 Si no hay alineación de pensamiento y sentimiento, nada parece útil. Nada es útil.





















Otro amigo andaba tratando de sumar vendedores a su gerencia comercial.
 Usaba el argumento que podían ocupar sus tiempos libres y contactos para ofrecer su producto,
 a modo de Plan B, como para ir teniendo otros ingresos por si, en algún momento,
 ante la extendida inestabilidad laboral, perdieran su actividad principal.
 Al cabo de 3 meses, recurrió a verme porque los 3 vendedores incorporados 
habían hecho muy poco de lo que él esperaba.
 Su discurso había sido un boomerang y estaba cosechando frutos del simpromiso sembrado.
 El Plan B le estaba cobrando su factura…

Tú compromiso con algo o alguien es una síntesis psico-emocional.
 Es el resultado de un acuerdo íntimo, profundo, contigo mismo, por el que has decidido
 que tu camino pasa por ese algo o alguien. Tu elección sólo reconoce a su fuente en algo muy tuyo,
 un tesoro que toma las formas de tu elemento.
 Allí sales al mundo exterior a encontrarte con quienes están en esa misma vibración. Y los encuentras.
 Y cómo lo disfrutas, si?. Entonces, crees que la suerte te ha tocado. Es al revés, exactamente.

El AMOR es el clima para que crezcan sanos y fuertes cada uno de tus frutos, preciados y preciosos.
 Tú compromiso es ese AMOR visible, lo que le pones, cómo cuidas y te esmeras para acompañar
 cada iniciativa, cada proyecto, cada elección. No necesito abundar en detalles:
 recuerdas que has celebrado cada vez que registraste estas sensaciones.

En qué andas simprometido por estos días?.
 Necesitas hacer algo con eso.
 Te está llevando minutos, horas, años.
 Te está llevando la vida adonde no quieres llevarla.
 Estás entre nosotros para otra cosa.
 Para darnos lo que trajiste en tu sangre.

 Vamos, lo vas a hacer?.




viernes, 15 de agosto de 2014

QUE APRENDISTE HOY?


Desde que te lo dijeron o lo quisiste averiguar,
 la palabra cultura estuvo asociada a algo establecido, estable,
 un acuerdo mayoritariamente común para el ámbito del que se tratara.
 La sociedad de una región, de un país, de una clase social, de una organización,
 de una familia, de una etnia, de un club, etc., son ejemplos
 de agrupaciones humanas que eligieron una particular manera de ser y hacer su cosa cotidiana.

Hay quienes definen a la cultura como los usos y las costumbres de esos grupos.
 En tal caso, es necesario que esas expresiones se manifiesten reiteradamente
 para consolidar la referencia y hacerla tan natural y visible que defina inequívocamente a esa cultura.

Otros, asocian la palabra cultura con erudición, sabiduría, instrucción, formación, educación.
  Si bien a veces hay un conflicto propuesto entre ambas acepciones,
 no son conceptos muy alejados entre sí, globalmente, dado que todos son emergentes y/o matices
 del desarrollo de la inteligencia del grupo referido.


       Te ha tocado vivir este tiempo. Ser un actor y hacedor en él.
 Has recibido una cultura y has hecho tus aportes propios
 a ésta renovada cultura, en tanto protagonista de tus decisiones.
 Crees seguir perteneciendo a un sistema de valores,
 que va y va, al que solo le haces pequeñas correcciones de rumbo,
 como para adaptarte a algunos vientos cruzados que lo trastornan.
 Y escuchas por allí que hay quienes vienen hablando
 de una cultura global, o globalizada, que se monta encima
     de las distintas certezas parciales y pretende unificarlas.


Más allá de esos intentos y varios logros de encolumnarte, yo soy de los que cree
 que siempre hay una evolución. Sin ponerle signos positivos o negativos, que cada uno elegirá
 según su estado anímico. La evolución es simplemente, pasar de un estado a otro dando volutas,
 en un tránsito con formas curvas, zigzagueante.

Así vas, buscando tu nuevo estado. Impulsado por tus propias inquietudes y curiosidades,
 a su vez alimentadas por las inquietudes y curiosidades de quienes proponen la cultura global.



Cuando todo cambia y evoluciona a un ritmo que te sorprende,
  la cultura es el cambio y no una tradición, por poca vida que hubiera desarrollado.
 Es algo vivo y mutante frente a lo clásico y costumbrista.

 El aprendizaje es, entonces, la cultura de este tiempo. Tu cultura. La mía.
 Cómo gestionar la incertidumbre. Cómo relacionarse efectivamente, que es concretar acuerdos eficaces. Cómo utilizar el conocimiento, sabiéndolo un activo social. Cómo abrirse a lo diverso,
 cómo recuperar armonía con el sistema mayor, cómo fluir con tus virtudes y pasiones,
 cómo aceptar la legitimidad de tantos otros legítimos, pares en la misma búsqueda.

El aprendizaje es el ejercicio de la responsabilidad. Tu responsabilidad.
 Qué haces con cada cosa que te pasa?. Te miras o la miras?.
  Tu aprendizaje te aleja de la mirada culposa de quien explica lo que pasó, una y mil veces,
 sin modificar resultados. Y sufre, se angustia, se desconcierta, reacciona casi salvajemente.
 Se queda colgado de los harapos de la cultura pasada, la que era estable y se está deshilachando.

El aprendizaje es parte de un acto fallido, ya que es lo que sucede a un resultado no esperado.
 Se desarrolla un nuevo observador, consciente, protagonista y líder del acto,
 que desarrolla nuevas competencias en pro de llegar al logro.
 En función de su conocimiento técnico y la integración con sus aspectos emocionales
 (equilibrio espíritu-sentimiento-lenguaje), se desarrolla el aprendizaje,
 que es la aplicación en acción eficaz, de acuerdo a plan.
 Ah… a veces, también el aprendizaje es parte de un acto virtuoso.
 En esos casos, abreva en la humildad de los grandes.


Aprendes todo el tiempo a ser una nueva persona. Evolucionas sin saberte, quizás.
 Lo que está en tu decisión es qué aprendes. O sea, qué haces con lo que recibes de allí afuera.
 Qué conversas con tu silencio y qué te devuelve?. Quién lleva a cabo lo que decides
 y quién decide lo que llevas a cabo?. Cuánto estás creando y cuánto copias,
 tal vez ignorando si hay beneficios en la copia?. Cuánto te ocupas de los demás
 para no hacerlo de ti mismo?. Qué sientes en esos casos?. Qué redes generas en tu beneficio
 y cuáles te enredan?. Cuánta aventura hay en tus días y para qué?. Cómo entiendes tu oferta al mundo
 y a tu servicio, al mismo tiempo y en la misma persona?. Dónde están tus enemigos, tus asistentes
 y tus maestros?. Cómo te relaciones con ellos?. Cuánta confianza tienes y cuánta puedes crear?.
 Qué te emociona y qué pasa después?. En qué crees?. En quién crees?. Qué aprendiste hoy?.

                                                                                             Eso quiero saber, qué aprendiste hoy?.                                                                                                                                                  


jueves, 17 de julio de 2014

MESSI NO ES MARADONA


Pasó el Mundial de Fútbol, Brasil 2014. Muchos ojos de todo el globo estuvieron atentos
 a lo que el enano argentino haría en cada partido, incluidos los de muchos periodistas
 especializados y no tanto. El enano, Messi, no pudo abstraerse de tanto mensaje enfocado hacia él
 que esperaba verlo en “su” campeonato consagratorio. Por lo que haya sido,
no fue tal este campeonato. No como lo esperaban. Entonces, la prensa posicionó (otra vez)
 la comparación Messi-Maradona, promoviendo un debate que yo creo, una vez más,
 está diseñado para sostener sus propios sueldos antes que para encontrar algún resultado.

No hay resultado que buscar, claro. No existe ese resultado. Ellos mismos saben que hay final abierto
 en la disputa propuesta. Tan abierto que no merece llamarse debate. Lo saben, si.
Y tú también puedes saberlo con solo buscar en el diccionario el significado real académico de “comparar: fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones
 o estimar sus diferencias o semejanza”. Sin echarle agua ya se ve clarito.

Una comparación es, entonces, cuando se relacionan dos objetos (jugadores de fútbol, en éste)
 y se buscan diferencias o semejanzas considerando sus contextos,
 que es, precisamente, lo que los hace incomparables en todo.
 Cuando tu maestra te decía que no mezclaras peras con manzanas era por esto mismo.
 Por ello, lo rico de la comparación no es oponer
 sino destacar lo destacable para cada uno en cada caso.

Messi, Maradona, tú y yo,
 accionamos de acuerdo a la influencia recibida por el contexto
 en que nos criamos y movemos y en función
 de lo que pretendemos modificar de él,
 según lo que aceptemos (y no) de su estado
 y creamos y sintamos (y no) en nuestra capacidad de influir.

Para mucha gente parece casi imposible de evitar tomar posición
 por uno o por otro. Que Messi no tiene el liderazgo de Maradona
 y que el Diego no tuvo las facilidades de Messi en sus equipos.
 O, en el colmo, cómo hubieran sido las cosas
 si uno ocupara el lugar del otro...

Como ya hemos hablado bastante de los paraqués,
 vuelvo sobre eso. El paraqué explica el qué y el cómo
Si la prensa propone que opines sobre tantos temas
 es porque su interés es entretenerte, que pase tu tiempo,
 mientras estás dependiente de lo que ellos quieren que hables.
 De paso, casi sin quererlo, tomas prestados algunos
 de sus conceptos y así la rueda cada vez es más grande
 y rueda más lejos.




 Te vas subiendo a esa rueda sin darte cuenta,
 entretenido, y desde allí pierdes tu propio sentido de marcha. El tuyo. Y yo, el mío.

 En fin, como nos dijeron en la escuela, nada se pierde y sólo se transforma:
 tu creación intelectual y emocional cambia de manos.
 Abonas un negocio ajeno y tus acciones empiezan a perder valor, en relación
 inversamente proporcional a lo que recaudan ellos por tu atención. Y la mía. Y la de tantos.
 Y la de tontos.

Pasan cosas similares en otros campos, como el automovilismo, el tenis, la política, la danza moderna,
 los conciertos de piano, los tenores, las amas de casa, la escuela, la iglesia católica, el rock,
 las suegras, el tango, las vacaciones, los precios, los hijos, los perros callejeros, los autos,
 la publicidad, el clima, las guerras, los aviones y la vida.

Crees que a Messi le importa tu opinión?. Y a Maradona?. Yo creo que sí,
 porque no pueden negarlo. Pero en el día a día, en sus entrenamientos y en su carrera,
 no les mueve un pelito ser “mejor que el otro”. Sí les mueve (todos sus pelos) ser mejores cada día respecto de su piso actual. Enriquecer su capacidad, desarrollar sus habilidades,
 extender sus destrezas, perfeccionar sus virtudes, aceptar y tratar de disimular sus defectos,
 ajustar su consciencia respecto del contexto y, en síntesis, madurar su resultado,
 acercarlo al equilibrio eficaz en el registro del tiempo presente.




No hay más que eso para explicar quién estás siendo y cómo impacta tu producto.
 Tú mismo, integral. Pierdes tiempo y energías buscando saberte mejor o peor que…
 porque así te han criado y así se aseguran que te re-crían todos los días.
 Y los recibes con los brazos abiertos…

Cada quien tiene su contexto y a él se refieren sus actos. 
No es necesario que te compares con otro para saber si estás en buen camino.
 Tu buen camino es el que te dice tu intuición, tu silencio interior y no el ruido exigente
 que llega desde tus padres, hermanos, pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo o de deporte.
 Nadie sabe más que tú respecto cómo y por qué estás respondiendo a lo que tú esperas de tus actos.
 Y no interesa otra cosa, aún con buenas intenciones, porque lo que haya que hacer
 para mejorar tu resultado sólo tú decides hacerlo.
 Te emociona hacerlo, en el sentido más amplio y simple de la palabra. Te moviliza y te mueves.
 Si no es así, ni tú ni otro (menos que tú) podrán ayudarte a ningún logro.

Messi sabe lo que valen su juego y sus resultados. Si quiere más que eso o no.
 Su derecho a lograr un nivel superior no escucha mis/tus ilusiones, deseos y opiniones.
 Su rendimiento deslumbrante es fruto de su síntesis total. Y las bajas, también.
 No es Maradona. Es Messi. Un ser humano que a veces no lo parece.
 Como tampoco lo parecemos tú y yo cuando lo hacemos un dios pagano.

Es un hombre que se ha dejado ayudar
 para potenciar sus virtudes. Sin ocuparse de querer ser otro.
Ni más ni menos. Sólo Messi. Ese trabajo le lleva
 la vida que vemos y la que no vemos. Como a tú y a mí,
 que nos anestesiamos mirando a los opinadores
 y nos olvidamos de hacer cada día la mejor-propia-vida
 que sepamos crear.

Allá los periodistas con su trabajo. Allá quienes quieran enredarse en discusiones sobre quién es mejor que quién.
 Yo me ocupo de lo que existe y es mi materia prima:
 mi carne, mi espíritu, mis visiones, mis emociones.
 En suma, mis actos. Celebro a Messi y a Maradona.
 A Ayrton Senna y a Fangio, a Gardel, a Shakira,
 a unos cuantos de mis alumnos y a todos los que quieren ser mejores que ayer, según el criterio
 que les regale su almohada.


Qué te dijo anoche la tuya?.

miércoles, 11 de junio de 2014

QUÉ TE ESTÁS CONTANDO?


Días atrás estaba reunido con jóvenes que ejercen una disciplina deportiva
 y surgieron algunos de esos juicios tan duros que suelen manejar las personas
 que están entregadas a una práctica competitiva. Así, desfilaron el éxito y el fracaso,
 el deseo de superar a un rival, el desánimo en la derrota o en el bajo nivel personal,
 el sentimiento personalista en medio de una actividad grupal por esencia, etc., etc.
 Digo juicios duros por lo encarnados que están más que por su fortaleza intrínseca.
 Tales juicios son lo que son porque han tenido mucha y continua prensa.

Les ofrecí trabajar esta cosa jodida que tenemos los coaches
 de enfocarnos en los resultados esperados.
 Ganas de complicarle la vida a quienes la llevan como pueden y con tanto esfuerzo…
 Y de sus propias entrañas fueron apareciendo sensaciones distintas.
 Hablamos de la competencia con los propios condicionantes antes que contra alguien,
 de cómo revertir un enojo con inteligencia básica (práctica),
 del disfrute de compartir (renovado, a pesar de años de compartir),
 de lo que se pierde cuando se pierde y lo que se gana cuando se gana,
 de las libertades que no están (pero nadie las tiene escondidas),
 del sentido de un equipo cuando se le da el escaso valor de grupo
 (escaso respecto del valor de un equipo), de la conciencia de pertenencia (o no),
 de las conversaciones pendientes y hasta del espacio responsable del director técnico.


 Al fin, les dejé una pregunta,
  serpenteante, entre sus pies:
 cuando hablan de “éxito” o “fracaso”,
 se animan a identificarlos como los resultados
 que han creado ustedes mismos?.
 La diferencia no es solo una elucubración
 intelectual o semántica. No lo creo.
 Sí creo que es un modo más justo
 de evaluar- se en un dominio determinado,
 el suyo (tuyo) propio.



 Éxito o fracaso es lo que se ve afuera y/o adentro. Lo que hayas logrado, la etapa acabada del proceso,
 es solo por tu responsabilidad y decisión. Si llegaste a lo que esperabas y para lo que te preparaste,
 sólo lo saben tú y tus conversaciones íntimas (contigo). Y qué haces con eso?.
 La semana próxima les cuento qué me contestarán cuando los vuelva a ver…

Quienes hacen algún deporte suelen, en varios casos, también desarrollar
 alguna otra actividad no amateur. Por ejemplo, trabajar, estudiar o vivir en familias
 y en barrios y ciudades. Como son las mismas personas, suelen, también,
 trasladar algunos comportamientos de la cancha a la calle (y viceversa).  Sin darse cuenta, claro está.
 Te ha pasado alguna vez?. Dos veces, dices…?. Cuántas más…?.


He practicado bastante deporte
 y me ha gustado siempre utilizar sus formas 
 para hacer paralelos de conductas. 
 Hoy miro más de lo que transpiro
 y, tal vez, por eso mismo, 
 puedo desafiar a esos muchachos 
 en busca de glorias y trofeos.


Una frase que leí de Alejandro Jodorowsky
 (y me ha encantando) dice que
 “lo que más te hace falta en el mundo
 es lo que has venido a darle”
 Fuerte, precisa, directa.
 Es tu misión aquí y ahora.
 Para qué juegas tu juego?. Quién te califica?.
 Cuál es el sentido de medirte con la vara
 de alguien que no suda tu sudor?.
 Cómo te sientes debajo de esa capa dramática
 que te calzas para soportar tu cotidianeidad?.




Tu libertad no es negociable, simplemente porque no la negocias.
 No te das cuenta que la estás entregando, sin más, cuando reclamas por tus escaseces relativas,
 en tu suerte en el juego y en tus derechos laborales. Si te quejas por eso,
 es porque hay alguien que ha avanzado fácticamente sobre tus posibilidades de elección.
 Han elegido por ti. Has escuchado hablar de la abundancia que te espera si vas por tu libertad?.
 También dejas ir tu libertad cuando te exiges porque te lo piden. O cuando te adaptas por obediencia
 y cuando reaccionas a sangre hirviente. Si, también cuando te quedas pensando qué hubiera pasado
 si hubieras hecho tal o cual cosa, ayer, el mes pasado o hace 5 años. Y si estás ansioso
 por lo que ha de pasar mañana o el próximo jueves a la noche. Todo eso tiene que ver
 con lo que otros te han dicho, han hecho, han influido y deciden, en síntesis,
 con tu consentimiento y energía.

Si eliges permitirte que pase aquello que sientes como un impulso
 desde tus más profundas tripas,
 si te dejas llevar por esas mariposas, tus intuiciones y sensaciones, sin filtros, respiras libertad.
 Así creas lo que es tu día a día. No importan la suerte ni el clima ni un árbitro equivocado.
 Estás por encima de todo eso. Tu juego no está afuera sino dentro tuyo.
 Entonces, te enfocas en tus virtudes y no en restar las de otros.
 Creas y recreas ante la adversidad y no te acomodas “a lo que hay”.
 Sientes y disfrutas la solidaridad ante la vida y no en las desgracias.
 Dispones antes que responder. Le entregas al mundo que te rodea lo que crees que necesita
 y eso te hace grande, distinto, importante.
 Porque importa lo que haces mucho más que lo que dices que crees que haces.
 No, no es más. Es lo único que importa. 

Qué te estás contando?.
 Hablas contigo, con tus tripas,
 o sólo les dices
 lo que te han dicho que les digas
 para silenciarlas?.
 Cuánto crees lo que dices?.
 Cuánto te crees lo que te dices?.
 Si tienes alguna duda al respecto,
 por favor pídele a quien te escuche
 que te mire a los ojos y te cuente
 si están brillando o no.
 Esa es la medida
 de tu sinceridad contigo
y con el mundo que
  estás creando en cada palabra
 que sueltas al aire.



Cuando te haces consciente que tus resultados son la expresión de lo que está pasando en tus tripas,
 has logrado recuperar un escalón en la escala humana.
Estas recuperando sensibilidad. Eso es inteligencia de la más calificada.
Exquisita. Pura.
 Quiero saber cómo te sientes mirando la vida desde este nuevo nivel…


martes, 13 de mayo de 2014

Guau… perra suerte …!


De tanto mirar a mis colegas, creí necesario dejarte por escrito algunas costumbres de ellos (nosotros),
 a ver si tú (ustedes) aceptas que son valiosas y decides incorporarlas a tu cultura (la vuestra).

Para que resulte más claro, te lo digo como sugerencias, si?.

Toma todo el aire y el agua que desees. Eres un bicho natural y allí está tu fuente de vida.
 Puro placer es sentirte dueño de esos momentos. Cuánto hace que no disfrutas del pasto en tu espalda?.
 Y que el aire seque tu piel mojada?. Simplemente conectado con lo que te hace bien.
 Eligiendo eso y escapando de lo que no creas como tal.


No dejes de saludar efusivamente
 a tus seres queridos. Ahora y mañana.
 Lo merecen y te los mereces.
 Puedes evitar babosearlos,
 si así lo prefieres.
 Si son queridos es porque los quieres,
 y los quieres en todo momento,
 no una vez por mes.
 Qué esperas que pase para decírselos?.






De vez en cuando hay que obedecer un poco,
 tanto como para no necesitar recibir gritos ni recordatorios imperativos.
 Pero recuerda que uno obedece lo que acepta como ley común del lugar.
 Lo enfermizo no es tu tema, sino de algún otro profesional.

También es útil que los demás sepan que no harán contigo todo lo que ellos decidan,
 porque eres soberano en tu vida y en tu territorio. Los hombres le llaman libertad a eso.
 Dicen que es poderosa. Para nosotros, lo que se parece a eso, sí que lo es.


Saltar, correr, reír y comer estará en tu agenda diaria.
 Cada cosa en su tiempo y a tu demanda corporal.

 Trata de no comer saltando ni corriendo, ni correr comiendo, ni reír saltando.
 Entrégate a tus sentidos para cada satisfacción.
 A veces, cuesta conseguirlo.
 Pero sabes que lo que cuesta, vale…



La lealtad es una virtud y no una obligación.
 Eres libre de serlo con quien elijas, según tus criterios.
 Decides serlo, a diferencia de las bestias, que no tienen opción.

Si llevas vida de perro no pretendas saltar de rama en rama o reptar para llegar a algún lado.
O si, preténdelo y hazlo si creas algo con eso, bueno para tí y que no afecte o dañe a terceros.
 No serías tú; aunque llamaras la atención, probablemente en algún momento pierdas el camino.
 Peor que eso es volver a encontrarte con tu alma de perro, que te retará duramente.
 Creo que ustedes le llaman consciencia a eso, si?.

Conserva lo que quieras en lugar seguro y discreto.
 Del mismo modo, si deseas algo muy intensamente, no dudes en poner tus fuerzas
 para llegar hasta lo profundo, donde esperas encontrarlo.
 En ambos casos, sólo tú sabes íntimamente qué quieres guardar o encontrar.
 Escucha tu intuición antes que buscar una guía externa. No la hay tan certera.




Tu presencia es importante también cuando estás en silencio,
 acompañando a distancia,
 sin invadir ni provocar.
 Respetando
 los espacios de otros,
 ayudas a otros a que aprendan
 a respetar el tuyo.
 En la película universal
 no hay actores que sean
 principales todo el tiempo.





Deja que te toquen y abracen sin mostrar los dientes.
 Guarda las quejas para el momento en que sientas que te están haciendo daño.
 En tal caso, un gruñido a tiempo puede resolver un conflicto más justamente que un ladrido.
 Si no confías, tal vez estés mandando el mensaje que no es conveniente acercarse a ti

Si no has volteado la olla, no te escondas ni señales al que lo hizo.
 Lo justo es así aún cuando no te defiendas. Deja que el agua corra por un lado y tú corre hacia otro,
 hacia tus amigos, para reponer energías bajas. Tus afectos siempre están disponibles.

Gatos, caballos, vacas, ovejas, plantas y los seres humanos son otras formas de vida.
 Diversas, legítimas. Convives con ellas y ellas, contigo. Compartes escenario.
 Todos son necesarios allí. Algunos más que otros, según el momento.
 Pueden saber de tu presencia sin necesidad que les pongas tus condiciones de pobres o malas maneras. Mejor aún: tu presencia es valiosa cuando muestras tu mejor versión




Tu mejor versión es la que te sale sola,
franca, libre, presente, fuerte,
 potente, sabia, aventurera.
 La que, hasta inocentemente,
 esperan ver los demás.
 Así como nosotros nos acercamos
 moviendo la cola y con cara de amigos,
 como sonrientes,
 pocos imaginan que detrás de eso se esconda
 una misteriosa amenaza salvaje.
 Somos casi humanos,
 pero nunca podremos evitar el “casi”.
 Tú ya lo eres.
 No dejes de serlo. Cada uno en su lugar, si?.

Espero que valores mis sugerencias.






miércoles, 2 de abril de 2014

CONVERSARTE


El lenguaje y el tiempo son dos buenos amigos. Porque te ponen en el lugar que elegiste estar,
 a favor o aún contra lo que tú piensas que es donde quieres estar. En un caso o en el otro,
 lo elegiste con tus palabras y con acciones en cada uno de tus momentos.
 Tal vez no te des cuenta por cierta liviandad que te acompaña.
 Puedes apoyarte en creencias supremas o atribuirlo a otras creencias superiores,
 de signo opuesto. Cuando te encuentras cara a cara con tu consciencia
 y le preguntas qué estás haciendo ahí, te contesta que estás haciendo lo que decidiste hacer.
 Es una confesión sincera y así la comprendes. Ella no miente ni puede ser engañada.
 Has sido inconsciente?. No puedo saberlo yo. Sólo puedo decirte que nadie más que tú
 ha tenido que ver con tu última sucesión de decisiones.
 Tus formas de lenguajear y el tiempo que llevas haciéndolo te pusieron allí,
 donde ahora celebras o te arrepientes estar estando.

En estos tiempos “de distracción a perpetuidad”, como dice Ciro en una de sus canciones,
 mucha gente se queja que no la escuchan. Tú también. De tus hijos, tus padres, tu jefe,
 tus compañeros del equipo del sábado a la tarde…
 eres miembro de la mayor comunidad del mundo: la de los incomprendidos.
 Pero si tantos son siendo incomprendidos, entiendo que tantos otros
 son siendo los incomprendedores. Intuyo que hay dobles agentes,
 porque de otra manera no me dan los números…



Y sí. Cada uno dice lo que dice
 y cada otro escucha lo que escucha.
 El próximo paso es interpretar eso escuchado,
 filtrarlo
 y que vaya quedando lo que elijes que quede.
 Poco.
 En la maraña de inputs (ingresos de información), mucho de lo que escuchaste se mezcla y se pierde.
 La des-atención se prolonga en des-consideración,
 des-censo en tu agenda de prioridades,
 des-trato y des-aparición de tu vida.
 Lo que no está registrado no te moviliza.





Lo que eliges que quede, al menos que supere los primeros filtros,
 es lo que te han transmitido con más énfasis o emoción. Como sueles decir, lo que te ha llegado.
 En eso hay mérito de quien te lo hace llegar, apelando a sus dotes de eficaz comunicador.
 Que atiendas lo que te dicen, te pongas en movimiento ante eso que has escuchado,
 te emociones o que te involucres en un diálogo son posibles respuestas.
 Todas son demostraciones para tu consciencia que el lenguaje es acción en ese mismo instante. 

El lenguaje es acción en todo instante.
 Que hagas algo, efectivamente, o que no hagas nada (hacer nada es hacer ausencia de algo),
 es consecuencia del arte del comunicador. 



La conversación es un arte, en cualquiera de sus formas.
 Busco sinónimos de “arte” y encuentro talento, genio,
 facultad, aptitud, condición, disposición,
 inspiración, afición, vocación, destreza, habilidad,
 práctica, experiencia, maestría, primor,
 oficio, técnica, disciplina, ciencia, procedimiento,
 sistema, orden, norma, regla, astucia, artimaña,
 maña, cautela, artificio, sutileza…
 Utiliza el que más te guste
 y aplícalo a lo que asocias con arte.
 Pintura, arquitectura, plástica, danza, música, poesía,
  este blog, etc..
 Lo que consideres un arte es lo que te emociona,
 impacta y transforma, todas acciones en tu persona.

Fíjate que la palabra conversación incluye a otra: conversión.
 El arte de conversar incluye la capacidad, talento, aptitud, maestría (o el sinónimo que hayas elegido)
 de convertir una realidad en otra.



Hacer que pase algo, lo que quieras que pase.
  Ser otro, desde ese momento. Crear, según tu decisión.

Si no te sientes comprendido, puedes empezar a revisar qué haces para que te comprendan.
 En qué estado de desarrollo está tu comunic-arte. Qué puedes hacer para perfeccionarlo
 y que sea más productivo?. Qué dices cuando hablas?. Hablas sólo con tu lengua?.
 Qué recursos estás utilizando en tu lenguaje?. Qué esperas que pase cuando conversas?.
 Conversas contigo?. Cómo te va con eso?. Sientes algo en ese caso?.
 Es muy probable que cuando vayas descubriendo resultados en tus deseos de ser comprendido,
 te sorprendas comprendiendo más a quienes te rodean…. 
Misterios de la vida…de tu ambición y de tus sentimientos.



Estás en el lugar exacto que tu lenguaje y tu tiempo te han puesto.
 Como yo, que moviendo la cola o escapando, revisando miserias o haciendo amigos,
 mostrando los dientes y caminando, estoy aquí,
 conversando contigo.
Practicando el arte de conversar.


martes, 11 de marzo de 2014

Otro Perro Callejero


Han pasado 6 meses ya. Han pasado más de 5000 visitas.
No sé si es mucho o poco. No me interesa esa competencia.
Creo que al menos a 5 personas les han sido útiles algunas de las reflexiones del perro callejero.
Ya eso me hace muy feliz. Y a los perros callejeros, también.
Hay quienes han creído que este blog es una campaña en ayuda de ellos. No. Es al revés.
Creo que este es un buen momento para recordarlo: hemos puesto la mirada en ellos,
 en sus ejemplos y vivencias, para que nos ayuden a comprender-nos.
En algún momento, en algún lugar, alguno de ellos (o muchos)
 se darán cuenta de su valioso aporte a la raza humana.
Tal vez sea el mismísimo Dios que nos pone esas escuelas andariegas,
 para que aprendamos de su experiencia.




No es sencilla la vida del perro callejero.
Bueno, no es sencilla para quienes la miramos desde "esta" vida, pretendiendo asimilarlas.
Error. Ellos viven en total presente. Sin miedos ni ansiedades. Sin pasado ni futuro.
Para ellos, es muy sencilla su vida. Como lo es la nuestra, cuando es vida y no caricatura.

Agradeciendo a ellos por prestarse a este placer
 y a ustedes por prestarme parte de su tiempo,
 quiero recordar cómo y para qué empezó esta historia.

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Bienvenidos.... aunque, pensándolo mejor, no es este mi lugar,
 al que pueda bien recibirlos... Es el lugar de todos, la calle en un formato de pantalla. 
Quien más, quien menos, alguna vez te has cruzado con un perro callejero.
Y sin entrar en detalles sobre su conducta, posiblemente influenciada por sus tratos previos
 (bientratos o maltratos), la cosa es que no se puede discutir su libertad. 

Yo me he preguntado si se dan cuenta o no. Si uno cree que son libres y ellos no. 
Porque tienen la libertad de gastar sus energías buscando cómo reponerlas...
 no le rinden cuentas a nadie más que a sus energías residuales. Y bueno, son animales.
 No necesitan otra cosa que ocuparse de su existencia.
 Cuidarla, preservarla, sostenerla, saborearla, vivirla.
 Lo que hagan en el medio, mientras hacen eso,
 también es parte "de la suya".

 Como por ejemplo, movernos la cola y seguir en la suya,
 juntarse con otros semejantes y seguir en la suya, obviar alguna reyerta
 propuesta por perros de mamá o de papá y seguir en la suya,
 ser solidarios con los chicos y los pobres viejos (y viejos pobres) y seguir en la suya,
 protegerse de los enfermos, confiar, escaparle a la envidia,
 hacer espíritu de cuerpo ante la sospecha, amar, desafiar límites, dejarse querer,
 buscar, andar, no cruzar cuando el verde del otro, meterse en una iglesia si se siente bien ahí, 
hacer amistades con los hombres que son animales,
 ladrarle a los miedos y las ansiedades... en fin, ya sabes lo que es un perro callejero. 
Yo soy otro.

Otro perro callejero.
 Así lo siento. Si estás por acá,
 es porque tu cola es sensible 
a la vida que está ahí afuera.
 Sin dobles sentidos...
 digo que ese es tu sensor.
 Que te conecta con el mundo animal que se para en dos patas
 la mayoría de las veces.
 Pero tienes claro cuál "es la tuya". Negocias y tratas, vas y vienes,
 haces y haces,
pero no dejas de ser quien eres.






No vives por o para otros, sino para ti. Y vives. Vaya si vives...
Quieres más. A ti te quiero hablar. A otro perro callejero, como yo.